Expulsado por Sedicioso

El capitán de ejército Augusto Pinochet Molina fue dado de baja del ejército por cometer una falta gravísima según el propio Comandente en Jefe quién dijo que una vez terminado el sedicioso discurso "sabía que tenía que hacer" y dió de baja al nieto del ex dictador. El ex capitán entregó opiniones políticas y atacó a los jueces que llevaban los procesos de su abuelo, opiniones que no puede dar ningún oficial en ejercicio activo. Además ahora Pinochet Molina deberá hacerle frente a una denuncia que fue presentada en la Fiscalía Militar por sedición por abogados que siempre persiguieron judicialmente al ex dictador.

La salida ayer de Augusto Pinochet Molina tiene un importante efecto práctico e histórico. Muerto el general Augusto Pinochet y dado de baja su nieto, se ha terminado el vínculo entre el Ejército y el clan de los Pinochet. No hay dentro de los herederos del dictador más uniformados. Augusto Pinochet Hiriart fue oficial en los años 70, pero se retiró tempranamente. De hecho, para el gobernante era relevante que un nieto hiciera la carrera militar. Sin embargo, es claro que para éste se había convertido más en una carga que en un futuro auspicioso.

Según fuentes castrenses, tal como lo aseguró ayer su padre, Augusto Pinochet Hiriart, el capitán había expresado hace algunos meses a su superior, el general de brigada Álvaro Guzmán, comandante de Telecomunicaciones, su intención de abandonar la carrera militar. Se sentía incómodo por el peso de su nombre en las filas, las expectativas que generaba su gestión, pero también por el soterrado rechazo a la forma privilegiada en que había entrado al Ejército y el aire con que se movía dentro de la institución.
Si bien no alcanzó a presentar su expediente de retiro –lo que aclaró el Ejército ayer temprano al responder a Pinochet Hiriart-, la muerte de su abuelo se transformó en la ocasión propicia para dar el salto al vacío. Decidió violar el pacto entre el Ejército y la familia Pinochet, al igual que su primo Rodrigo García –sólo estaba autorizada a hablar María José Martínez-, y subió al estrado ante la sorpresa del alto mando. En ese minuto selló su destino: la destitución era cuestión de horas.