Michelle Bachelet Nuestra Presidenta

30 agosto 2007

Paro CUT: Cero Aporte, Puro Vandalismo

Arturo Martínez, presidente de la CUT, se mostró satisfecho de la jornada del miércoles 29 en que el país no funcionó normalmente debido a la jornada de protesta convocada por su organización. El llamado pareció corresponder a un paro nacional como los de otros tiempos, pero todo el mundo sabe que ello excede largamente a las posibilidades reales que tiene la CUT para convocar, pero ofreció una gran oportunidad para que grupos muy heterogéneos se tomaran las calles y enarbolaran toda clase de banderas, y permitiendo toda clase de vandalismo.
Sería positivo que creciera el poder de los sindicatos y se ampliara su capacidad de participar en el diálogo social que requiere el avance de Chile hacia el desarrollo. Pero la CUT prefiere la estridencia. El viernes 24, Martínez dijo a la prensa extranjera que la protesta será la mayor desde la época de la dictadura y que se propone advertir sobre el riesgo de un estallido social que puede ser "incontrolable". Y agregó: "Más que decepción, hay indignación con la Presidenta Michelle Bachelet", debido a que "sembró esperanzas, pero su Gobierno ha significado puro conflicto y echar a los policías contra quienes se manifiestan". Añadió que la política económica del Gobierno tiene preocupación por la macroeconomía sin importarle el tema social.
Por desgracia, La Moneda no ha respondido a los graves cargos del líder sindical. Es como si estuviera tácitamente establecido que "no es aconsejable polemizar con los representantes de los trabajadores", aunque éstos digan los mayores despropósitos. El Gobierno podría demostrar fácilmente cuán demagógica es esa manera de describir la situación del país, pero prefiere aguantar los ataques en silencio.
Martínez dijo que la movilización iba dirigida contra "el capitalismo salvaje" que prevalece en Chile. Ése es el lenguaje que saca aplausos en las asambleas, aunque sea al precio de distorsionar la realidad. Como era de prever, la CUT aprovechó la propuesta de monseñor Goic sobre el llamado sueldo ético y reivindica ahora un sueldo mínimo de 250 mil pesos. A la vez, propuso poner un tope al sueldo máximo, adhiriendo a la idea del sacerdote Fernando Montes, rector de la Universidad Alberto Hurtado. Esto último podría llevarnos a perder el tiempo discutiendo sobre las remuneraciones de Marcelo Bielsa o los animadores de la TV. Es evidente que no basta con las buenas intenciones para construir un orden más justo.
La conciencia sobre la necesidad de reducir la desigualdad se está convirtiendo en sentido común. Eso es muy valioso. Para que el país progrese sobre bases firmes es indispensable trabajar por la cohesión social. La Iglesia Católica ha contribuido a desarrollar tal conciencia, pero ésta es sobre todo consecuencia del desarrollo democrático y del hecho de que los ciudadanos tengan hoy cabal noción de sus derechos. Es natural que las demandas de equidad se apoyen en la percepción de que vivimos tiempos de bonanza y es necesario repartir mejor los frutos. Pero la prosperidad no cayó del cielo. Las turbulencias bursátiles internacionales que se produjeron hace un par de semanas permitieron apreciar cuán sólida es la situación de Chile gracias a las políticas responsables aplicadas en estos años, ajenas a cualquier tipo de populismo.
Si hoy la preocupación por la justicia social tiene mayores posibilidades de traducirse en obras es porque el rumbo de la economía ha permitido que el país capitalice lo suficiente como para entregar cuantiosos recursos a la educación, la salud, la vivienda, y plantearse un objetivo tan ambicioso como la construcción de un sistema de protección social, uno de cuyos pilares es la reforma previsional. La propia formación del Consejo Asesor para la Equidad revela las prioridades del Gobierno.
¿Qué tiene que ver todo esto con el fantasma neoliberal contra el cual embiste la CUT? Nada, por supuesto. Si el neoliberalismo consiste en dejar el rumbo de la sociedad en manos del mercado, achicar el Estado y consagrar la política del chorreo, hay que andar muy perdidos para decir que ese es el sello del Chile de hoy, que muestra sustanciales logros en la lucha contra la pobreza y en las políticas públicas que buscan el crecimiento con equidad. Lamentablemente, el sindicalismo sigue prisionero de ciertas concepciones conservadoras sobre el desarrollo social. Como gritar "Abajo el capitalismo" suena arcaico, la consigna de hoy es "No al neoliberalismo", que para la CUT parece que es lo mismo. Es penoso que Martínez no distinga entre la política económica de Pinochet y la de Michelle Bachelet.
Ojalá que el movimiento sindical se convierta en un actor relevante y respetado en el país. Para ello necesita una profunda renovación.
fuente diario La Nación y EFE

21 agosto 2007

Feliz Cumpleaños

Hoy 21 de Agosto
es mi cumpleaños
número 32
Felicidades a todos por contar conmigo.