Estoy Triste, el Mar está Lejos
Lugar de Demasiada Realidad
Estoy triste, el mar está lejos, el aire es negro.
Todo se vuelve en mi contra, incluso el corazón.
Dejo de andar, me siento en la orilla
De un camino arenoso.
Y busco con la mirada por allí, por allá.
El pie no está en paz, mueve la arena,
Y encuentro lo que escribe: dos extrañas letras.
Incluso eso está en mi contra, no me entiendo.
Para qué levantarse, no tengo hambre ni ganas.
El sitio es perfecto para morir, desolado y gris
Mi lápida será mi cráneo vacío, así como
Mi cráneo ahora es la piedra que me arrastra.
No tengo entre las manos nada, excepto
Este pedazo de madera con forma de coma.
Lo acaricio y me lamento, no lloro, porque estoy seco.
Y no sucede nada. ¿Acaso pensé por algún instante
Que tendría tres deseos?
Estoy triste, el mar está lejos, aunque escucho su
bramido.
Eso solo hace más triste este planeta.
Este rincón donde he puesto a secar mi camisa sudada
Conmigo adentro.
El aire es negro encima. A lo lejos, un punto rojo,
Parece ser un incendio o el sol cayendo al mar.
Todo es como un espacio vaciado por la prisa.
La piedra donde me siento no parece estar satisfecha
De su lugar: es retorcida y rajada.
Los árboles, escasos, son fragmentos de pinos y rayas
de álamos.
Alambres de madera, líneas despintadas contra el
horizonte.
Insisto, qué hago aquí, nada, pues. Nada con ganas de
nada.
Innúmero el ocio como este día que no termina,
Como esta sangre que late, ociosa y acabada,
En este pecho extenuado de esperar alguna señal.
Y esto sigue así hasta que ya no pueda.
Esto sigue así, como esta llave que encontré en el
camino.
Sirve para algo, pero no sirve para nada.
Si hubiera una puerta, tal vez.
Pero este es un desierto, y yo solo una voz.
El viento, quizá.
de Juan Lapeyre
enlace: http://mimesis.perublogs.com
guía: http://perublog.com