Pinochet-Castro: Pero si somos hermanos

El problema que le planteó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) al escritor chileno Jorge Edwards no era sencillo, o sí, pero en cualquier caso, según reconoció, le iba a resultar "difícil ser políticamente correcto".
En la reunión de medio año de la SIP, la organización le pidió al escritor que su conferencia versase sobre Fidel Castro y Augusto Pinochet, y, claro, afirmó, "si uno dice algo malo de Castro es condenado" por mucha gente, y "si uno dice algo bueno de Pinochet, también es condenado", con lo cual "esto es una misión completamente imposible". (tomen en cuenta esto: algo bueno de Castro y algo malo de Pinochet. Nota del blog)
Así y todo, Edwards se atrevió dada su condición de chileno y de diplomático que en 1970 fue enviado por el entonces presidente chileno, Salvador Allende, a La Habana para restablecer las relaciones diplomáticas con el régimen de Fidel Castro.
Lo que sucedió después fue que Castro expulsó al escritor chileno, le declaró "persona non grata" y Edwards escribió un libro con ese mismo título, ahora reeditado, y su carrera diplomática acabó con el golpe de estado de Pinochet en 1973.
Los dictadores, aseguró, "no pasan de moda" y "es algo actual, es un temor real", pero "no todos los dictadores son iguales, tienen propósitos contradictorios, pero puntos en común; son parecidos en sus métodos, aunque no lo sean en sus fines".
Y entre sus coincidencias, dijo, destacan dos: "sus políticas son de confrontación con un enemigo, si no es real se lo inventan, y jamás son políticas de consenso. Por otra parte organizan muy bien los sistemas de seguridad del Estado, la policía política y la represión".

Pero se refiere a acallar las voces que no se plieguen a sus normas, gustos o dictados, reprimirlas si persisten y encarcelarlas si continúan, como se ha comprobado y "todavía se comprueba" en muchos casos.
El autor chileno, suave en el modo, firme en sus convicciones, definió de forma negativa a "estos dos personajes tan opuestos" como "pseudointelectuales".
En la biblioteca que vio de Fidel "sólo había libros de información científica, de peces, de volcanes... y de viajes, nada de literatura", aseguró, mientras que en la de Pinochet "sólo había libros de historia militar y relacionados con ella".
"Pinochet escribió un grueso volumen sobre la guerra del Pacífico en el siglo XIX y mucha gente decía que no lo había podido escribir él, pero con el sueldo que tenía -ironizó Edwards- el coronel (Pinochet) no tenía quien le escribiera" ese libro.
Mientras que el cubano es "mesiánico", el chileno es "completamente gris"; "Fidel, como seguidor directo de José Martí, a quien llama último momento", según Edwards.

Cuando, como enviado de Allende, Edwards se presenta a Fidel, éste le dice "si tienen problemas de invasión con Estados Unidos pídanme ayuda a mí, que seremos malos para producir, pero buenos para pelear", contó.
La paradoja de Pinochet es que posiblemente lo que hizo bien, él o sus gobiernos, la economía, fue lo que le tumbó; "Pinochet hizo lo contrario de Allende en economía y, cuando las cosas iban en ese terreno, el pueblo decidió que ya no era necesario".
"En realidad son personajes que necesitan y viven de un enemigo, en el caso de Fidel está claro (Estados Unidos) y además es contagioso", afirmó el escritor que citó a Evo Morales, a Hugo Chávez y a Rafael Correa, y el de Pinochet -el comunismo- fue el que ayudó a provocar su final con su desaparición.
En Chile, según el autor, se aprendió de Allende y de Pinochet para hacer lo contrario, apuntó Edwards: "Sensatez ante los problemas económicos y a ser muy cuidadoso ante los derechos humanos".
Quizás el peor error de Pinochet, "que fue muy brutal", concluyó el escritor, fue "llevar el crimen político fuera de las fronteras de Chile".